Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval

Carretas repletas de cadáveres resbalan por las calles embarradas de una ciudad deshabitada. Monjes copistas escriben en silencio en frías salas del monasterio. El martillo cae una y otra vez sobre el metal al rojo en el taller del herrero. Flores de fragante olor se abren en los jardines privados de la corte. Adustos y callados soldados marchan por caminos polvorientos en busca de enemigos, sean infieles o no. Es el mundo de la Edad Media, el que conocieron nuestros antepasados, el que conformó nuestro presente.

Pero más allá de lo humano, en lo más profundo de los bosques, en la cueva más solitaria, en la celda más recóndita, en lo más oculto del corazón humano, viven las leyendas. Los demonios pisan castillos, los duendes se ocultan en la floresta, los alquimistas utilizan hechizos y las brujas ríen y ríen alrededor de la hoguera, en un claro de un bosque bañado por la luz de la luna, mientras el demonio, sentado entre ellas, levanta su cabeza de macho cabrío y te sonríe, directamente a ti, lector:

"Bienvenido al Aquelarre".

UN POCO DE HISTORIA

Aquelarre:Juego de Rol Demoníaco-Medieval apareció en el mercado un martes 13 de noviembre de 1990 y se convirtió en el primer juego de rol español cien por cien: estaba escrito en castellano, diseñado por un español —Ricard Ibáñez—, publicado por una editorial española —Joc Internacional—, y ambientado en los reinos peninsulares del siglo XIV. A lo largo de los años, el juego fue ganando adeptos al tiempo que se multiplicaban sus suplementos (Lilith, Rerum Demoni, Dracs…), que fueron añadiendo más profundidad a su ambientación.

Desde su comienzo, Aquelarre:Juego de Rol Demoníaco-Medieval ha usado el sistema de creación de personajes de forma aleatoria, o sea, tirando dados que nos indicaban todas las propiedades del personaje jugador así como su idiosincrasia. Este método, aunque muy divertido, a veces se hacía un poco pesado ya que la primera vez siempre exige más tiempo de la cuenta. A los jugadores de Aquelarre:Juego de Rol Demoníaco-Medieval no nos sobra el tiempo precisamente, ya que dentro de poco el Maligno reclamará nuestras almas y no podemos desperdiciar ni un segundo.

Aquelarrand: Generador de Personajes

CREACIÓN PERSONAJES

scriptorium

Por eso mismo, pensé que sería necesaria una ayuda para conseguir hacer los personajes de forma más rápida, ya que las reglas para crearlos están en el libro y no tienen dificultad para seguirlas. Era preciso automatizar el proceso, y eso es lo que hemos hecho.

Para la creación de un personaje de la forma clásica, que es el método de creación de personajes que ha utilizado Aquelarre desde su primera edición, es un sistema mucho más rápido que el de libre elección, pero que deja la mayor parte de las decisiones en manos del azar, resolviendo muchos de los rasgos con una única tirada de dados. Es un método muy recomendable para jugadores con poca experiencia, para aventuras rápidas en las que no podemos pasarnos demasiado tiempo creando los personajes que vayan a participar en ellas, o para aquellos jugadores a los que les gusta interpretar un personaje con intereses e inclinaciones muy alejados de los que ellos hubieran podido escoger. Para ello sólo necesitamos varios dados de diferentes caras, un lápiz y un papel.

Para empezar debemos seleccionar un reino, ya que todos los personajes de Aquelarre han nacido, crecido o vivido en uno de los cinco reinos en que se divide la Península Ibérica de los siglos XIV y XV, cinco monarquías que llevan guerreando, comerciando y ayudándose entre sí desde hace varios siglos y que continuarán haciéndolo entre ellas durante estos dos siglos, disputas y relaciones en las que pueden llegar a verse involucrados los propios personajes según su lugar de procedencia.

Además de las divisiones territoriales que son los reinos, la población de los diferentes reinos peninsulares se encuentra también dividida en varios grupos étnicos o razas. Así que, ahora que ya sabes en qué reino ha nacido tu personaje, llega el momento de decidir a cuál de los pueblos que lo habitan pertenece.

Sabemos hasta ahora de dónde procede el personaje y a qué raza o pueblo pertenece, lo que ya nos dice mucho sobre él, pero llega el turno de averiguar a qué clase social pertenece, para lo que utilizaremos siempre los dados. La sociedad medieval, basada en los conceptos de feudalismo y vasallaje, es muy diferente de la nuestra, pues está bastante más jerarquizada y es más rígida, en ella no se concibe el ascenso en la escala social excepto en ocasiones muy especiales. En el Medievo, a la gente se le asigna un lugar en la sociedad dependiendo de la familia en la que nace, y se mantiene en él hasta el mismo día de su muerte: generaciones enteras nacen, viven y mueren con la misma posición social.

Por todo ello, la posición social que posea tu personaje es un aspecto muy importante dentro del juego, pues te será francamente difícil cambiarla en el futuro. Además, algunas posiciones te pueden proporcionar gran poder social o económico, pero también pueden suponer un buen montón de obligaciones y deberes.

Tras apuntarnos la posición social a la que pertenece nuestro personaje, llega el turno de elegir su profesión, el oficio u ocupación que ha desempeñado el PJ a lo largo de su vida —y que puede que todavía desempeñe—. Muchas de las profesiones que puedes elegir son trabajos y oficios tal y como nosotros los conocemos —marino, artesano, clérigo…—, mientras que otras se parecen más a un “estilo de vida” que a una profesión en el sentido más estricto del término—ladrón, bandido, malsín…—, pero en el desempeño de todas ellas, el personaje ha ido adquiriendo unos conocimientos concretos, diferentes para cada una de las profesiones: el médico habrá obtenido unos conocimientos diferentes a los que podrá haber conseguido un pirata, y éste tendrá unas habilidades que no poseerá un escriba.